El siervo de Dios

Haro, apóstol

In ACdP, Apóstol, Fallecimiento, Testimonios on 04/12/2013 at 19:36

En el número de septiembre de 1965 de la revista Valencia Escolar, órgano de la Asociación Católica de Maestros de Valencia, el entonces Secretario del Centro de la Asociación Católica de Propagandistas en esta ciudad, Roberto Moróder Molina, dedicó un breve homenaje a José María Haro, que acababa de fallecer. Hace mención ahí Moróder del célebre Voto Asuncionista que, con ocasión de la declaración dogmática de la Asunción de Ntra. Señora en cuerpo y alma a los Cielos (1.XI.1950), promovió D. José María y lideró con enorme alegría (de ello conservamos un texto del propio Siervo de Dios que incorporaremos en Escritos). Estas fueron sus palabras:

José María Haro era un hombre fuerte, robusto en el espíritu. No le acompañaba su materialidad; era endeble en lo físico. Pero su alma cubría bien el cuerpo y nos parecía un gigante.

Haro, para quienes colaboramos con él, en tantos y tan variados aspectos del apostolado seglar era un caballero; un hombre de grandes ideales, casi un Quijote. Su apariencia nos recordaba lo que la imaginación y el arte nos han presentado del caballero manchego. No quiero con ello decir que Haro fuera un iluso; todo lo contrario, sabía dónde estaba la necesidad, el aprieto y también el remedio. Luchador infatigable, sin cansancio alguno, ni material ni espiritual, servía a la Iglesia de la que formaba parte. El Señor y él saben cuánto le costó este servicio, así moral como físicamente. Pero su alma, su espíritu, su hombría interior, su fuerza sobrenatural, auténtico caballero de la gracia y en gracia, lo podía todo, por aquello de S. Pablo «Todo lo puedo en Aquel que me conforta». Haro ha sido y será un ejemplo de todo cristiano consciente de sus deberes.

Le recuerdo en muchas facetas de nuestro apostolado, en su preocupación pedagógica, que supo contagiarnos a tantos y tantos. Pero le recuerdo con su ímpetu, optimismo que le caracterizó, en las vísperas de la declaración dogmática de la Asunción de la Señora. El que fue un alma de las fiestas de las Bodas de Plata de la Patrona. Aquellos días cuando el Voto Asuncionista, cuando aquella aportación valenciana que impresionó a Roma. Obra de él, genial ocurrencia al servicio de María, su Madre. Las hojas de nuestros pergaminos, centenares, miles; obras de arte, genial manifestación de Valencia y de la Fe. Todo idea suya. ¡Cómo le habrá recibido la Reina del Cielo cuando llegó al regazo del Hijo!

Pepe Haro, el propagandista católico goza del Padre, es nuestro estímulo y es valedor de los que aún andamos por esta tierra luchando para que prospere la verdad, y la Vida, la Luz y la Gracia.

ROBERTO MORÓDER

Secretario de la ACN de P

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