«Ayala, Ayalita… ¿Me vendes tu laúd?»

José María Haro era un hombre serio, «muy seco» a decir de algunos. De semblante apacible y palabra parca, no era desde luego hombre dado a la broma fácil. Pero no era triste, ni mucho menos. Gustó siempre de la compañía de los suyos, familiares y amigos, con quienes disfrutaba compartiendo las cosas aparentemente menos trascendentes y más prosaicas que tejen la vida ordinaria de cualquier hombre. Bajo esa apariencia trivial sabía él gustar el sabor sobrenatural que todo suceso verdaderamente humano posee también para la vida del cristiano. Por eso no era un hombre triste, sino alegre. Amante de la literatura y el teatro (sobre todo, el clásico), del fútbol, de los toros, claro, y de la música -¡ay, don Manuel de Falla…!-, era también buen ajedrecista y, desde sus años mozos en el Colegio Mayor de Burjasot, un serio oponente en el billar… De disgustarle algo… sólo el baile «agarrao«, como se decía entonces… En fin, cosas del tiempo.

Evocación de un Ministro: habla José Luís Villar Palasí (6.11.1971)

Era el día 6 de noviembre de 1971. A las once de la mañana. El Ministro de Educación y Ciencia, José Luís Villar Palasí, antiguo colegial -como lo había sido  durante una década José Mª Haro- del C.M. San Juan de Ribera (Burjasot), inauguraba en Valencia el Colegio Nacional «José María Haro Salvador», entre las Calles Beneficencia y Na Jordana, en la parte trasera de lo que es actualmente el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Aún hoy una placa recuerda su nombre, aunque se lo conozca más habitualmente como el I.E.S. Barrio del Carmen.

Por cierto que no podía haberse elegido mejor zona para un centro escolar con el nombre del Siervo de Dios: cuando con apenas dos meses de vida, poco después de fallecer su hermanito Francisco, sus padres se trasladen a la Capital del Turia con José María a probar suerte desde Cheste, sería precisamente en aquella zona donde residiría el pequeño núcleo familiar (C/ Guillem de Castro, 120). En todo caso esto probablemente no lo supieran quienes eligieron el terreno en que construir aquel Grupo Escolar. Encontrar emplazamiento no les resultó sencillo, y fue ya comenzada la erección del edificio cuando se planteó oficialmente la posibilidad de bautizarlo con el nombre de José María Haro.

«Un buen elemento con mucho espíritu»

La Asociación Católica de Propagandistas está de enhorabuena (y asume por este motivo una gran responsabilidad). Lo está también -enormemente- la Iglesia en Valencia y, más en particular, en Xátiva. Las causas de canonización de Don Manuel Casesnoves y de su querida esposa Adela Soldevila han partido ya con destino a Roma, finalizada la primera fase diocesana del proceso.