En 1967, Fernando Martín-Sánchez Juliá, segundo presidente que fue de la Asociación Católica de Propagandistas desde 1935 -en que sustituyó a D. Ángel Herrera Oria al frente de la misma- hasta 1953, dirigió esta carta a D. Abelardo Algora, entonces Presidente, instándole a iniciar la búsqueda de testimonios sobre José Mª Haro entre los miembros todos de la Asociación. Impulso histórico a la Causa, la solicitud de Fernando Martín-Sánchez dio alcance nacional a lo que había dado comienzo ya, apenas un año antes, en Valencia.
Sr. D. Abelardo Algora Presidente de la A.C.N. de P. MADRID
Mi querido amigo y Presidente;
Si la A.C.N. de P. no produjese también flores de santidad, estaríamos perdidos.
En Valencia, se sigue expediente canónico para beatificación del que fue uno de los miembros más destacados durante muchos años, de aquel Centro: José María Haro Salvador.
Fue de la Carrera Judicial, dedicado luego a la Magistratura del Trabajo, en la que era Jefe en Valencia cuando falleció. Ha sido Consejero de la Asociación, Secretario de Centro, etc., etc. Todo ello consta en el Boletín y en los archivos de la Secretaría Nacional.
Me piden toda clase de pruebas y referencias para acelerar la causa de la beatificación, que ya está muy avanzada, y por eso te ruego que ordenes, bien publicándolo en el Boletín o haciéndolo público en las reuniones de los Propagandistas, que, tanto directamente por Secretaría General, repasando el Boletín y los Archivos, como por otros Propagandistas -entre los cuales hay varios amigos de tan eximio y santo compañero- se remita a D. Manuel Cortés, del Consejo de HH. [Hombres] de A.C. [Acción Católica] de Valencia, calle de Comedias, 20, todo cuanto recuerden del santo compañero.
Hace pocos años se publicó una biografía o colección de discursos en un acto dedicado a honrar la memoria de José María Haro. En Secretaría General debe haber ejemplares del Boletín que lo contiene [José Mª Haro. Un hombre de nuestro tiempo] y no creo que se haya perdido en la mudanza.
En una palabra, te ruego tomes con eficacia los medios para reavivar nuestro espíritu y nuestra hermandad.
Y esperando su efecto, te abraza,
Fernando Martín-Sánchez Juliá
No fue ésta, sin embargo, la primera solicitud que se hacía de testimonios para la Causa. Ya lo hiciera meses antes, desde octubre de 1966, Manuel Cortés Roig, en nombre del Consejo Diocesano de Acción Católica que entonces presidía: un buen número de cartas a toda España solicitando testimonio, en cumplimiento del deseo del Arzobispo Olaechea de dar comienzo inmediatamente al proceso de beatificación.
«Habiendo recibido encargo expreso del Rvdmo. Prelado de recoger estos datos, yo le suplico me comunique cuanto sepa de Haro Salvador: anécdotas, conversaciones, hechos, actitudes, ideología, trabajos profesionales o de apostolado o simplemente de relaciones personales que tantas veces resultaron enjundiosas, etc.»
No fue trabajo en vano… Al cabo de unos meses ya eran más de cien los testimonios: de sus apostolados, de su trabajo en la Magistratura y su sentido -agudo y hasta heroico- de la justicia, de su vida interior, de su dedicación familiar… Cuartillas breves escritas a vuela pluma; folios mecanografiados, semblanzas completas, cuadernos manuscritos… Personas desconocidas unas, de renombre social otras. Obispos, sacerdotes, religiosos y seglares pertenecientes a los más variados estratos de la vida social. Y de aquí y de allá: de Valencia, de Murcia, de Madrid, Pamplona, Santander, de Barcelona…
«Esperamos confiados en que, con la ayuda de Dios -cuya voluntad nos parece manifiesta-, y con la cooperación de todos los que a ello estamos obligados por justa correspondencia a José Mª Haro, podremos dar cima a este trabajo»
Hoy, tantos años después, esta solicitud y confianza de Manuel Cortés siguen siendo actuales. En esta hora -es seguro- la memoria de aquel hombre sigue presente. Y si Dios quiere, seguirá dando su luz -que es la de Otro– en el futuro.