El siervo de Dios

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Bautismo en Cheste (30 de abril de 1904)

In Apóstol, Biografía, Cheste, Infancia, Vida de fe on 04/30/2015 at 12:05

«Haec est enim voluntas Dei: sanctificatio vestra» (1 Th 4, 3)… Incorporados a la vida íntima divina por el Bautismo, todos los cristianos están universalmente llamados a la santidad. Ni otra es su llamada, ni otro es razonable que sea su deseo. Hijos en el Hijo -nos recuerda el último Concilio-, «todos los fieles cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre» (Const. Dogm. Lumen Gentium, 11).

La santidad no constituye, pues, el patrimonio exclusivo de una parte del pueblo cristiano; esa parte, quizá, de quienes, siguiendo una especial llamada del Señor, deciden apartarse de las cosas del mundo para contentarse solo en Él, testigos del «Único necesario» ante los otros hombres. No es la condición con la que premia Dios a unos cuantos hombres escogidos, héroes desde la cuna, excepcionales. Ni tampoco el modo como recompensa a quienes, consagrados al Cuerpo Místico de Cristo, lo sirven ministerialmente, haciendo visible cómo todavía hoy Dios sigue cumpliendo su deseo de gozarse con los hijos de los hombres. Laicos u ordenados, religiosos o no, mujeres y hombres, ancianos, jóvenes o niños… todos recibieron por el bautismo la misma invitación, y también por él la misma consagración de hijos: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5, 48).

Tal día como hoy escuchó José Mª Haro igual ofrecimiento de Cristo al entrar a formar parte de su Cuerpo en la Historia que es la Iglesia. Era el 30 de abril de 1904, seis días después de haber nacido. En su parroquia natal de San Lucas Evangelista, en Cheste. Fueron sus padrinos Rafael Ibáñez Salvador y Tomasa Tarín Tarín, familiares indirectos, por vía de padre y madre, del neófito. Desde entonces, como en la vida de cualquier cristiano, todo fue ocasión de guardar fidelidad a esa llamada, a esa consagración y a ese deseo. Sin abandonar el mundo, pero sin abandonarse a él. Sin renunciar a lo ordinario, sino sabiendo descubrir ahí el brillo extraordinario -santo- que Dios imprime a la prosa diaria de sus hijos.

En la vida oculta de los afanes cotidianos; en el pulcro tesón en la Magistratura, años después, el Instituto Nacional de Previsión, el Magisterio…; en la incansable labor al servicio del apostolado católico (a veces espectacular, y otras -las más- sin lustre, sin reconocimiento alguno, alegremente hecha ante los ojos solos de Dios); en la vida de familia como hijo, esposo, padre, hermano…; y parroquial y ciudadano y amigo y subordinado… En ese trajín y entre todos esos afanes, sabiendo que también ahí Cristo se nos presenta y ofrece; ahí, precisamente, le era preciso reconocer a Dios. Siguiendo así el ejemplo de la vida oculta de Jesús, larga, prosaica, silenciosa:

«Vía de santidad en lo ordinario. Semper Voluntas Dei…»

Así lo recordaba en Loyola, durante unos Ejercicios Espirituales. Y consideraba después:

«Propagandista: en el mundo pues. Estima de la vocación. En ella está mi camino… de santidad… Puedo y debo aspirar a ella. En ella, mi acción apostólica. Como cristiano, casado, propagandista… puedo y debo ser santo.

¡Señor, dame gracia para que no sea sordo a Tu llamamiento, sino presto y diligente para hacer tu voluntad!”

En este día en que agradecemos a Dios haberle concedido a su Siervo la gracia de la fe por el Bautismo, también le agradecemos haberle sostenido; y que tanto como Él sembró en José María Haro, lo dejara luego crecer y dar su fruto.

¿Puede Ud. ayudarnos?

In Proceso on 04/09/2015 at 19:14

Quién sabe… Quizá Ud. le conociera… y aun habiendo pasado tantos años conserve algún recuerdo de D. José María. Quizá Ud. no, pero sí sus padres, sus abuelos, un conocido suyo, un vecino quizá, aquel pariente lejano… Quizá ni siquiera éste sea su caso, pero sabe de quien pudierajmhs-en-pie aportarnos datos u ofrecer testimonio sobre él: por su relación con la Magistratura del Trabajo, con la Academia Valenciana de Jurisprudencia y Legislación, con el Instituto Nacional de Previsión, el magisterio, las escuelas católicas, la Rama de Hombres de Acción Católica, la Asociación Católica de Propagandistas, las Semanas Sociales de España, los Cursillos de Cristiandad, el colegio de los HH. Maristas en Valencia, o el Colegio Mayor San Juan de Ribera en Burjassot… Quién sabe: quizá Ud. pueda ser de mucha ayuda para el desarrollo del proceso de beatificación de D. José María Haro. Ya sea Ud. de Valencia -quizá de Cheste o Villar del Arzobispo-, como de CastellónAlicante, de Murcia, de Orcera (Jaén), de Madrid incluso, de Zaragoza, Barcelona, Oviedo… ¡En tantos lugares estuvo y dejó su rastro! ¡A tantos y tantos trató…!

A veces tendemos a despreciar los recuerdos más banales… Pero, ¿no son ésos acaso con los que el Señor construye el relato de nuestras vidas? Los gestos heroicos, las grandes hazañas, los mítines rebosantes, los actos espectaculares, son importantes sin duda. Pero es en la normalidad prosaica de nuestro día a día donde o nos encontramos con Él… o irremediablemente tampoco lo haremos en aquellos otros.

¿Cree Ud. que podrá ayudarnos? El proceso está ya a punto de arrancar definitivamente… Su información nos será de enorme ayuda. No deje, por lo tanto, de escribirnos a cualquiera de los datos que figuran para ello en la página de CONTACTO. Se lo agradeceremos muy vivamente.